Tomado del libro texto “BIOLOGÍA” octava edición, Capitulo 30, Claude A. Villee, Mc Graw Hill.
Para el estudio de la herencia en cualquier especie, los genetistas preferirían: 1) disponer de cepas isogénicas de tipo estándar cuyos miembros fueran genéticamente idénticos; 2) cruzar miembros de cepas isogénicas diferentes; 3) criar la descendencia en condiciones cuidadosamente controladas. Los organismos preferidos para este tipo de estudios son las bacterias, hongos y moscas de fruta, por reproducirse copiosamente y por el escaso tiempo que transcurre entre generación y generación.
Si juzgamos con éste criterio, el hombre no es ejemplar muy adecuado para estudios de herencia, ya que los miembros de la especie humana son individuos genéticamente diversos, heterocigotos para muchos genes, y con amplias variaciones en su medio físico, biológico y social. Rara vez intervienen consideraciones genéticas en la elección del conyugue, incluso las grandes familias son pequeñas desde el punto de vista genético y además transcurren 20 a 30 años entre las generaciones.
A pesar de estas dificultades, se ha aprendido mucho en cuanto a herencia en el hombre, y ésta sugestivo campo se amplía rápidamente. Algunos de los fenómenos de la herencia humana realmente enigmáticos cuando se observaron por primera vez se han esclarecido al resolver problemas análogos en la herencia de bacterias, hongos, moscas o ratones. En el campo de la herencia química se han logrado importantes descubrimientos, primero con material humano, confirmados después mediante experimentos con bacterias y hongos. Se obtuvo la primera prueba de que los genes determinan el orden sucesivo de los aminoácidos en las proteínas a partir de estudios en los diferentes tipos de hemoglobina en el hombre.
Los genetistas que estudian la herencia humana se vieron obligados a idear métodos para medir la frecuencia relativa de rasgos contrastantes en una población de individuos y calcular la frecuencia de alelos específicos. Cada par de genes, como A y a, esta distribuido en la población de tal modo que cualquier miembro puede tener el genotipo AA, el genotipo Aa o el genotipo aa. No hay una ventaja selectiva en cualquiera de estos tres genotipos, pues la frecuencia de estos genes en generaciones sucesivas de individuos Serra exactamente igual. Mientras los individuos poseedores de cada uno de estos tres genotipos tengan igual probabilidad de aparearse y tener descendencia que los individuos con los otros genotipos, los tres genotipos estarán presentes en sucesivas generaciones en la misma proporción que en la de la generación inicial. Este concepto de equilibrio genético es fundamental para todos los estudios de la genética de la población.
Para el estudio de la herencia en cualquier especie, los genetistas preferirían: 1) disponer de cepas isogénicas de tipo estándar cuyos miembros fueran genéticamente idénticos; 2) cruzar miembros de cepas isogénicas diferentes; 3) criar la descendencia en condiciones cuidadosamente controladas. Los organismos preferidos para este tipo de estudios son las bacterias, hongos y moscas de fruta, por reproducirse copiosamente y por el escaso tiempo que transcurre entre generación y generación.
Si juzgamos con éste criterio, el hombre no es ejemplar muy adecuado para estudios de herencia, ya que los miembros de la especie humana son individuos genéticamente diversos, heterocigotos para muchos genes, y con amplias variaciones en su medio físico, biológico y social. Rara vez intervienen consideraciones genéticas en la elección del conyugue, incluso las grandes familias son pequeñas desde el punto de vista genético y además transcurren 20 a 30 años entre las generaciones.
A pesar de estas dificultades, se ha aprendido mucho en cuanto a herencia en el hombre, y ésta sugestivo campo se amplía rápidamente. Algunos de los fenómenos de la herencia humana realmente enigmáticos cuando se observaron por primera vez se han esclarecido al resolver problemas análogos en la herencia de bacterias, hongos, moscas o ratones. En el campo de la herencia química se han logrado importantes descubrimientos, primero con material humano, confirmados después mediante experimentos con bacterias y hongos. Se obtuvo la primera prueba de que los genes determinan el orden sucesivo de los aminoácidos en las proteínas a partir de estudios en los diferentes tipos de hemoglobina en el hombre.
Los genetistas que estudian la herencia humana se vieron obligados a idear métodos para medir la frecuencia relativa de rasgos contrastantes en una población de individuos y calcular la frecuencia de alelos específicos. Cada par de genes, como A y a, esta distribuido en la población de tal modo que cualquier miembro puede tener el genotipo AA, el genotipo Aa o el genotipo aa. No hay una ventaja selectiva en cualquiera de estos tres genotipos, pues la frecuencia de estos genes en generaciones sucesivas de individuos Serra exactamente igual. Mientras los individuos poseedores de cada uno de estos tres genotipos tengan igual probabilidad de aparearse y tener descendencia que los individuos con los otros genotipos, los tres genotipos estarán presentes en sucesivas generaciones en la misma proporción que en la de la generación inicial. Este concepto de equilibrio genético es fundamental para todos los estudios de la genética de la población.
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